El Premio Nobel de Medicina ha sido otorgado a los científicos cuyo trabajo allanó el camino para el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19.
Los premiados son Katalin Karikó de Hungría y Drew Weissman de Estados Unidos.
El Premio Nobel de Medicina ha sido concedido este lunes a Katalin Karikó de Hungría y Drew Weissman de Estados Unidos por su destacada labor que sentó las bases para el desarrollo de las vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm) contra el COVID-19 y otras enfermedades infecciosas. Sus investigaciones revolucionaron la comprensión de cómo el ARN mensajero interactúa con el sistema inmunitario humano y resultaron cruciales para la creación de vacunas altamente efectivas en un tiempo récord durante una de las mayores amenazas para la salud global en tiempos modernos.
Además de impulsar las vacunas contra el COVID-19, los descubrimientos sobre las modificaciones de las bases de nucleósidos realizados por estos investigadores podrían abrir nuevas puertas para el tratamiento de ciertos tipos de cáncer y la producción de proteínas terapéuticas. La presidenta del comité Nobel de Medicina, Gunilla Carlsson, destacó que el éxito de las vacunas contra el COVID-19 ha generado un gran interés en las tecnologías basadas en ARNm. Estas tecnologías tienen aplicaciones prometedoras en la creación de nuevas vacunas para otros virus, como la gripe, y en el desarrollo de tratamientos personalizados para el cáncer y proteínas terapéuticas.
El galardón resalta que durante mucho tiempo las vacunas se basaron en virus debilitados o muertos, pero en las últimas décadas, gracias a avances en biología molecular, se han desarrollado vacunas basadas en componentes virales individuales utilizando el código genético viral. Esto abrió la puerta a vacunas efectivas contra enfermedades como la hepatitis B y el ébola. Sin embargo, estas vacunas tradicionales a menudo requieren cultivos celulares a gran escala, lo que limita su producción en caso de brotes o pandemias. Los investigadores buscaron alternativas independientes de cultivos celulares y, en la década de 1980, introdujeron métodos eficientes para producir ARNm sin necesidad de cultivos celulares. A pesar de enfrentar desafíos como la inestabilidad y reacciones inflamatorias, Karikó y Weissman avanzaron en esta área, lo que allanó el camino para las vacunas de ARNm.
El impacto de las vacunas basadas en ARNm en la lucha contra la COVID-19 ha sido enorme, salvando millones de vidas y permitiendo a las sociedades recuperar la normalidad en medio de la pandemia. Katalin Karikó, nacida en Hungría, ha sido fundamental en este progreso y se convierte en la primera húngara en recibir un Nobel. Ambos científicos comparten el premio de 11 millones de coronas suecas (aproximadamente 947,000 euros o 997,000 dólares) que acompaña al Nobel de Medicina.